Dolor

En la página presente le explico a usted lo que son los dolores, qué significan y cómo se generan.

Por si acaso, busque una visión general de todas las condiciones de dolor que presenta en esta página, favor de dar click en la navegación a visión general.

1. Definición: ¿Qué es dolor?

Sentir dolor es una experiencia compleja, desagradable y subjetiva que siempre posee un elemento emocional y frecuentemente también uno sensorial.

Puede presentarse en el contexto de un daño de tejido potencial – mano sobre fuego – o real
– mano quemada – , o también desensortijado de una amenaza física real. Algo que es común en el caso de dolores crónicos.

El daño de tejido potencial o real que acabo de mencionar, provoca el elemento sensorial del dolor. También se habla de nocicepción que, traducido literalmente, significa „sentido de dolor“.

La nocicepción es simplemente la transmisión al cerebro de „señales de peligro“ que son provocados normalmente en el cuerpo a base de cambios térmicos, químicos o mecánicos.

¡El dolor es siempre real y subjetivo!

  • La experiencia sensorial del dolor, o sea la nocicepción, corresponde entonces al significado y percepción del dolor: peligro.
  • En cambio, la experiencia emocional corresponde al procesamiento cognitivo y a la evaluación de estímulos reales (nociceptivos) o „imaginarios“. Para ser exactos, es ella que en realidad representa a la vez lo que sentimos como dolor, lo que denominamos así y también lo que asociamos al dolor.

Si se queja de una pierna rota con su médico, no lo está haciendo porque representa un peligro para su cuerpo y porque sabe que el hueso con cualquier cargo adicional podría destruirse completamente, sino porque le duele.

En cuanto al procesamiento de estímulos, quisiera mencionar que nuestro cerebro solo detecta el significado del dolor, o sea el peligro potencial o real, mientras que el espíritu evalúa el nivel del dolor, siendo de esa manera responsable del elemento emocional.

Esto último significa que condiciones psicológicas y emocionales individuales influyen significativamente a la „sensación global del dolor“ y que el dolor no puede ser otro que subjetivo.

Para terminar, quisiera aclarar otra vez que la nocicepción – en la mayoría de los casos causada por una lesión – o sea una experiencia sensorial, se presenta a menudo en el contexto de dolores, pero NO es necesaria obligatoriamente. Más al respecto en el capítulo de generación de dolor.

Es posible que el dolor se produzca o persista también en ausencia de lesiones u otras patologías. En la mayoría de los casos es entonces de pura naturaleza psicológica.

2. Significado de dolores

El dolor es un mecanismo fundamental de autoprotección, una reacción de defensa a fin de advertir daños, de modo que se activa una reacción para disminuir o minimizar lesiones o enfermedades.

De todas maneras, es eso lo que, incluso hoy día, se indica en la literatura técnica. ¿Pero es efectivamente verdad? La respuesta es probablemente Sí y No a la vez.

Del otro lado, el dolor asegura la supervivencia y representa en la mayoría de los casos una brillante función de advertencia.

Personas que padecen de nacimiento de una insensibilidad absoluta al dolor – analgesia congénita – no pueden experimentar dolor.

Resulta que frecuentemente se causan a ellas mismas lesiones serias y/o que sobreexigen masivamente las articulaciones de tal manera que se dañan gravemente. Una mordida profunda en la lengua comiendo, no se percibe en primer momento, sino hasta que salga la sangre de la boca.

Una fractura de la articulación del tobillo no se nota tampoco y la articulación se sigue usando hasta que quede completamente destruida.

¿Es el caso que nuestro cuerpo nos advierte del cáncer que en el transcurso de los años se extiende o de la generación de una diabetes mellitus tipo II? A menudo, las molestias no aparecen hasta que ya es (casi) demasiado tarde. Aquí en realidad no se puede hablar de una función de advertencia.

Se puede considerar entonces que, por lo general, el dolor tiene una función de advertencia, pero no necesariamente en todas las situaciones.

No obstante, si dispone de un cuerpo sano y funcionando, usted da por sentado que los dolores no son algo “malo”, aunque siendo desagradables, y que contribuyen sobre todo a protegerle de amenazas.

En la mayoría de los casos protección de amenazas de tipo físico. Según mi propio entendimiento, considero que también pueden adoptar una función de advertencia en cuanto a “amenazas psicológicas”.

En consecuencia, los dolores se pueden considerar por lo general como una clase de señal para que invite a usted a prestarles más atención a su cuerpo y espíritu, tanto que a no sobreexigirlos sobrepasando sus actuales (y quizás reducidos) límites.

Los dolores son desagradables, pero no causan daño físico.

3. Clases de dolor

El dolor puede ser clasificado de muy diferentes formas. En la página presente, nos ocuparemos “solamente” con aquellos de origen miofascial causados por uso excesivo o uso de menos.

Estos dolores miofasciales pueden ser causados, entre otros, por:

  • sinequia fascial
  • puntos gatillo miofasciales
  • puntos sensibles (tender points)
  • miogelosis
  • tono muscular demasiado elevado

Todos tienen en común que muestran alteraciones de estructuras musculares y del tejido conjuntivo. He explicado aquí en el artículo que trata los puntos gatillo cuales son las formas principales de sobrecarga muscular.

Es posible imaginar dolores. ¡Pero no es posible imaginar dolores que no existen!

4. Generación de dolor

El dolor es un producto de nuestro cerebro y solamente ahí llega a ser real. Lo interesante al respecto consiste en que no hay un centro de dolor específico en nuestro cerebro.

O sea que no existe un sólo lugar que fuera responsable por la generación o por la toma de conciencia de dolor.

Al contrario, es más bien la interacción de varias áreas del cerebro que generan dolor o bien que llevan a la experiencia de dolor.

En cuanto a la activación de estas áreas, se pueden observar ciertos procesos – manifestándose por la activación simultánea de áreas distintas – que son característicos de una experiencia de dolor, pero siempre diferentes de una persona a la otra.

Resulta que dolor es una experiencia muy subjetiva e individual.

4.1. El proceso de dolor

Apliquemos una imagen a fin de facilitar su comprensión. Imagine su cerebro en forma de un gran telaraña.

Cada nudo en esta red se encuentra comunicado con muchos hilos, además de estar conectado de tal manera indirectamente con cada uno de los demás nudos.

Ahora supongamos que estos nudos son acumulaciones de neuronas que corresponden a las diferentes tareas en nuestro cuerpo – por ejemplo, el control de los movimientos, procesamiento de las emociones, percepción sensorial etc. – y los hilos representan las conexiones neuronales entre estos nudos.

Entonces, diferentes nudos pueden estar activos simultáneamente. En nuestra telaraña estos puntos se iluminarían durante el período de su actividad – diferentes nudos e hilos se iluminan simultáneamente – así generando una imagen específica del proceso de dolor.

Esto es el proceso que he mencionado más arriba. Lo vamos a denominar simplemente el proceso de dolor.

Paso seguido, aquel proceso de dolor se trabaja en una cierta área de su cerebro para transformarse en una experiencia consciente, en el caso presente probablemente dolor.

Estímulos del entorno, pero también los pensamientos influyen al dolor.

Se presenta entonces la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que desencadena este proceso de dolor que puede, en consecuencia, causar dolor? y ¿es posible de influirlo?

El proceso de dolor puede ser desencadenado por diferentes factores.

En la mayoría de los casos son estímulos sensoriales provenientes del cuerpo. Por ejemplo una picadura de abeja, torcerse el pie, una fractura, una quemadura de sol, una tensión etc.

Por otro lado es posible que solamente pensamientos o estímulos visuales – mirar a alguien que se lastima o que lo golpean – activan el proceso de dolor y llevan de tal manera a dolores.

Además de los estímulos que provocan el proceso de dolor, el cerebro recibe por supuesto también otras informaciones que serán trabajadas al mismo tiempo, que alteran en el momento el proceso de dolor y que sirven para interpretar la situación global (qué tan grave y peligroso es en realidad).

¿Usted se encuentra en peligro?

Si usted se corta, por ejemplo, el dedo, el proceso de dolor se encadenará por el estímulo sensorial de su dedo.

Pero también verá la herida – estímulo visual – y se fijará que aquella no es muy seria, o un médico que se encuentra cerca le asegura que sólo se trata de una lesión menor.

Esta información influye al proceso de la percepción del dolor y lo disminuye, probablemente. Ni duele tanto. Usted o su “persona” no se encuentra en peligro.

Del otro lado, usted podría ser una persona un poco histérica de profesión violinista. Sus pensamientos serán entonces enfocados al tiempo que no podrá tocar bien el violín, si estará recuperado en dos días para la función etc.

Usted se siente amenazado por la herida – sin o con razón – y empieza a dramatizar.

También estos pensamientos influyen en el proceso de dolor y la interpretación de la situación global. Usted o la persona que cree ser – violonista – se encuentra en peligro.

Pensar constantemente en la herida y en el hecho que no puede tocar el violín, llega a más estrés tanto como a dolores más largos de lo normal.

En resumen, se puede decir que los dolores pueden ser causados por ciertos estímulos que desencadenan el proceso de dolor en el cerebro. Este mismo proceso está sujeto a otros estímulos – pensamientos, estímulos visuales etc. que generan modulaciones en él.

En base a todas las informaciones llegando, el cerebro genera una evaluación de la situación y decide si sentirá dolor y a qué intensidad.

5. Visón general dolores

Bibliografía

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